“Es inevitable que una vida apresurada se convierta en superficial. Cuando nos apresuramos, rozamos la superficie y no logramos establecer verdadero contacto con el mundo o las demás personas”. Elogio a la Lentitud, Carl Honoré.
Desacelerar la marcha y saborear cada momento. Una parada en nuestro acelerado ritmo nos permite ver la vida de otra manera.